El agobio del ser

Cuando nuestros días son difíciles se convierten en una pesada carga que nos agobia. En esos momentos quisiéramos que nuestra vida fuera diferente, avivar nuestra curiosidad, experimentar la pasión por aprender algo nuevo. Comprendemos que lo que vivimos no lo hemos decidido nosotros; que la historia grupal, social, familiar es una fuerza que determina nuestras acciones y decisiones de forma automática. Darnos cuenta de que vivimos una vida ajena a nuestras capacidades y anhelos, que estamos programados y limitados por otros; comprender dónde estamos, cómo y por qué hacemos cada cosa es, por tanto, el inicio del camino hacia el cambio, el crecimiento y la transformación.

Conozco mi ser

Cuando nos convencemos de que esos sentimientos y esas emociones perturbadoras que nos agobian surgen de una programación preestablecida, paramos, respiramos conscientemente y observamos. Tomamos distancia del día a día y nos regalamos un espacio en el cual percibir de manera serena nuestro ser interior. Empezamos a sentir nuestro cuerpo a través de la respiración; nos damos la oportunidad de recapacitar calmadamente, sinceramente, qué es lo que queremos, en qué pensamos, qué es lo que escuchamos, lo que observamos. Aprender a respirar despacio, profunda y serenamente, relaja el sistema nervioso, produce calma. Y en esa calma analizamos nuestra vida, nuestras posibilidades, nuestras relaciones, conocemos qué vida llevamos y cuál es la vida que queremos vivir. Dueños de este conocimiento, decidimos actuar para evolucionar y transformarnos.

Libero mi ser

Cuando sentimos que podemos decidir lo que queremos y actuamos con la firme intención de lograrlo; cuando comprendemos que podemos elegir, recuperamos la confianza en nosotros mismos, en nuestra creatividad; renacen en nosotros el encanto por la vida, las ganas de producir cosas, de cambiar, de transformarnos. Entonces, así empoderados, afectamos positivamente nuestro entorno, pues al cambiar nosotros cambia nuestro mundo. El afuera ya no nos limita. Actuamos coherentemente con esta convicción y atraemos el éxito.

Irradiamos una nueva luz, servimos al mundo

Al vivir de manera coherente con el nuevo ser que ahora somos, programamos nuestros días como queremos, avanzamos hacia nuestras metas con intención consciente. Y con esa nueva y vivificante luz brillamos y hacemos brillar nuestro mundo en éxito y alegría. Traemos armonía a nuestra salud, a nuestro trabajo, a nuestras relaciones de pareja, a los negocios…Vivimos en paz y generamos paz.