Somos un Universo…

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Somos un Universo…

Define el Diccionario la palabra Universo como un “conjunto de cosas creadas”; cosas creadas y ordenadas para ser funcionales. Eso se aplica a los seres humanos, pues cada uno de nosotros somos un UNIVERSO, un conjunto de elementos creados, compuesto por 1) un cuerpo físico que integra átomos, células y órganos con conexiones funcionales de todo tipo; 2) un cuerpo emocional, no denso, algo sutil pero real, que se expresa y vive intensamente; 3) un cuerpo mental o cuerpo de las ideas y los pensamientos. Podemos experimentar cómo este universo múltiple se manifiesta en nuestros comportamientos -movidos por las emociones, que incitan a la acción-, que luego son sintetizados por nuestro ser espiritual. Todo esto ha sido creado, existe, nos damos cabal cuenta de eso. Nace en nosotros la conciencia de que existimos y somos algo inmenso y complejo: un Universo.

Este engranaje de cosas creadas, reales y vivas en nuestra vida constituye ese Universo llamado “yo”, el “ser”. Cada yo, cada ser se relaciona con los otros al impulso de nacientes emociones-sensaciones. Las ideas, las emociones y los pensamientos, así como las sensaciones percibidas por nuestros cinco sentidos, se interrelacionan y producen acciones. Somos conscientes, un Universo consciente… Entonces, si nos observamos atentamente, nos damos cuenta de que muchas de esas acciones responden a emociones-sensaciones conocidas que generan en nosotros patrones de conducta automáticos. Así es: somos reactivos, es decir, reaccionamos a un estímulo de manera predeterminada. Ahora empezamos a comprender.

De otra parte, ese Universo que constituye mi yo en todos sus niveles se expresa también en los diferentes aspectos del diario vivir: el dinero, las aficiones, el alimento…, y se relaciona igualmente con otros universos: los amigos, la pareja, la familia, las personas en el trabajo… Estas interrelaciones tienen, por tanto, variados efectos en nosotros. Pueden llegar incluso a afectarnos en distintos niveles; por ejemplo, en el hígado, en el sistema digestivo (cuerpo físico); en el estado de ánimo y humor (cuerpo emocional); en lo que ideamos y pensamos y eventualmente concretamos en acciones (cuerpo mental); y, finalmente, todo ello causa o una fricción en nuestro interior o una situación de comunión armónica (cuerpo espiritual). Porque todo en nuestro ser -desde el ADN hasta la idea más íntima- está vivo y se relaciona conmigo y con otros: con nosotros. Por esta razón debemos trabajar, estudiar, fijarnos objetivos, comprometernos con un propósito, crecer y conocernos; conocernos, sí, descubrirnos como el gran Universo que somos cada uno, y con ello poder administrar, gerenciar correctamente esta gran empresa que somos y que requiere atención, conciencia, transformación, innovación, para que funcione en orden, para que vivamos en ella plenamente conscientes y seamos felices cada día.

Con estas breves pero profundas reflexiones damos inicio a nuestras conversaciones a través del blog. Desde aquí vamos a descubrir, a recorrer y a reconocer ese Universo. Miraremos atentamente y nos acercaremos con lupa para identificar cada cosa que somos y decidimos ser, para conocer nuestras emociones (otro universo: el universo de las emociones) y para saber además lo que generamos y cómo participamos con nuestra presencia en esa suma de universos. Algo complejo pero realizable. Esta es mi invitación. ¿Te animas a iniciar el viaje? ¿Me acompañas?